Desde tiempos antiguos los filósofos
buscaban explicar los fenómenos naturales; a estos filósofos se los conoce como
Cosmólogos, ya que buscaban la razón (Logos) dentro del universo (Cosmos).
La forma en que buscaban el conocimiento,
era generalmente la reflexión sobre lo que podían observar en la naturaleza. De
este modo, buscaban explicar el universo de la forma más razonable y lógica,
pero este razonamiento no siempre resultó ser cierto y eficaz. Por ejemplo, se
observa que una hoja de papel cae más despacio que una roca, con lo cual se
puede llegar a la conclusión lógica de que los objetos pesados caen más
rápidamente que los livianos. Este hecho fue aceptado como verdadero por cerca
de 2 mil años, hasta que Galileo, por medio de varios experimentos, demostró
que la diferencia se debía a la resistencia del aire y no a la masa del objeto.
Esto lo puedes comprobar rápidamente al soltar una bola de papel (en lugar de
un papel extendido) y una roca al mismo tiempo.
El método experimental busca la verdad al realizar varias pruebas y comparar resultados. Galileo en Italia, paralelamente con Francis Bacon en Inglaterra, desarrollaron el método científico, diferenciándolo del método filosófico; aquél se basa estrictamente en la observación y en la experimentación como métodos para comprobar o descartar una hipótesis o explicación provisional.